El Gobierno de Canadá ha presentado un ambicioso plan presupuestario en respuesta al incremento del proteccionismo comercial y político de Estados Unidos. Este anuncio se produce en un contexto de creciente incertidumbre económica, marcado por políticas que han generado tensiones entre los dos países.
El primer ministro canadiense, Mark Carney, quien anteriormente ocupó los cargos de gobernador del Banco de Canadá y del Banco de Inglaterra, destinará en los próximos cinco años un total de 280.000 millones de dólares canadienses (equivalente a 200.000 millones de dólares estadounidenses) para invertir en vivienda, defensa, infraestructura, energía limpia y programas de productividad. Esta inversión busca no solo aumentar la capacidad industrial del país, sino también diversificar su comercio.
Entre las medidas del nuevo presupuesto se contempla la reducción del gasto operativo del Gobierno y la restructuración de la administración pública. Además, Carney propone recortes fiscales dirigidos a las clases medias y la creación de una nueva agencia de vivienda denominada Build Canada Homes, cuyo objetivo es acelerar la construcción y atraer inversiones privadas.
Canadá se ha visto particularmente expuesta a las repercusiones de las políticas arancelarias implementadas por la administración del presidente estadounidense, Donald Trump, que ha impuesto gravámenes del 35 % a la mayoría de las importaciones canadienses que no están cubiertas por el tratado de libre comercio entre EE.UU., Canadá y México, conocido como T-MEC. Es importante señalar que alrededor del 75 % de las exportaciones canadienses se dirigen hacia Estados Unidos.
Además de las imposiciones arancelarias, Trump ha realizado declaraciones amenazadoras sobre la posible anexión de Canadá, indicando que podría utilizar “la fuerza económica” de su país si fuera necesario.
El Debate Sobre el Presupuesto Presentado por el Gobierno
En su presentación ante la Cámara Baja del Parlamento canadiense, el ministro de Finanzas, François-Philippe Champagne, destacó que “el mundo está atravesando una serie de cambios fundamentales a una velocidad, escala y alcance no vistos desde la caída del Muro de Berlín”. Esta afirmación subraya la gravedad de la situación económica actual y su impacto sobre Canadá.
Champagne añadió que el cambio en la economía canadiense es “profundo” y apunta a provocar “un verdadero cambio generacional”, por lo que es crucial que los presupuestos sirvan para “dar forma” al futuro del país.
Ahora, los nuevos presupuestos deben ser aprobados por la Cámara Baja del Parlamento, donde el Partido Liberal de Carney tiene una mayoría ajustada con 169 de los 343 escaños. Esto significa que el Gobierno necesitará el apoyo de al menos tres diputados de la oposición para avanzar con su propuesta. Un rechazo por parte del Parlamento podría llevar a la caída del Gobierno y a la convocatoria de elecciones anticipadas.
El Partido Conservador, el principal grupo de la oposición con 144 diputados, ha anunciado que votará en contra de la propuesta presupuestaria poco después de conocer los detalles del plan. Asimismo, el Bloque Quebequés, con 22 escaños, también expresó su descontento al no ver reflejadas todas sus demandas en el documento gubernamental. Por su parte, el Nuevo Partido Democrático (NPD), con siete escaños, adoptó una postura más cautelosa, indicando que necesitará estudiar los detalles antes de decidir su apoyo al Gobierno.






