La transformación del gran consumo en España es notable, abarcando desde la reducción del porcentaje de ingresos dedicados a la alimentación del 28 % al 15 %, hasta el cambio en las dinámicas de compra que ahora incluyen recomendaciones de inteligencia artificial para llenar la nevera. Este miércoles, el Congreso de Gran Consumo de Aecoc arranca en Valencia, un evento que durante 40 años ha reunido a los directivos del sector para analizar tendencias y desafíos que representan el 25 % del PIB del país y generan 450.000 empleos.
A lo largo de su trayectoria, el congreso ha sabido reflejar la evolución de sus empresas, respondiendo a los cambios tanto internos como exógenos, enfocándose principalmente en el reto primordial: satisfacer al consumidor.
1.- Demografía: De una población joven a consentir al cliente senior
Cuando se inició este congreso, el 55 % de los 37 millones de españoles tenía menos de 35 años, con solo un 35 % de mujeres trabajando y un 40 % de desempleo juvenil. Estas cifras impactaban directamente en la manera de comprar y consumir.
En la actualidad, España cuenta con una pirámide poblacional envejecida, con más de 48 millones de personas (un 13 % de ellos extranjeros), lo que ha llevado al sector del gran consumo a mirar también hacia la población senior, tanto por su peso demográfico como por su renta disponible.
2.- ¿Cuánto destinamos a comer?
En los años 80, los españoles debían destinar el 28 % de sus ingresos a la alimentación, reflejando una menor renta disponible y una estructura dedicada a bienes básicos, características de economías en transición. Actualmente, este porcentaje ha descendido a aproximadamente el 15 %, impulsado en parte por los efectos de la pandemia.
Este cambio indica una “plena convergencia” con las economías europeas más avanzadas, donde el gasto en alimentación tiende a ser menor a medida que la renta aumenta. Este fenómeno se traduce en una cesta de la compra más diversificada con productos de alto valor añadido, provocando un mayor gasto nominal en euros, a pesar de su menor peso relativo en el presupuesto total.
3.- Ocasiones especiales vs que llegue comida a casa
Los años 80 eran testigos de que comer fuera de casa era una “práctica ocasional”, reservada para celebraciones, viajes o situaciones excepcionales. Durante los años 90, las clases medias comenzaron a llenar los nuevos restaurantes de comida rápida, aprovechando los menús del día.
Hoy en día, y especialmente tras la pandemia, el sector ha aprendido a combinar la experiencia gastronómica en sala con el consumo remoto. Los usuarios ahora buscan no solo alimentarse, sino vivir experiencias “conscientes, sostenibles, diversas y flexibles”, según indican desde Aecoc.
4.- El devenir de hacer la compra
En los años 80, el mercado de compras en España se dividía entre grandes almacenes, supermercados, tiendas especializadas y cadenas locales. El canal de compra se elegía en función de la ubicación, el surtido, el precio y la atención al cliente.
La crisis del COVID-19 aceleró la adopción del modelo híbrido y forzó la digitalización. Actualmente, el supermercado está ganando cuota de mercado mediante propuestas centradas en las prioridades del consumidor, especialmente la conveniencia, que está convirtiendo el “listo para llevar” en un importante vector de crecimiento.
5.- La clave: el consumidor
En los 80, el consumo en España se caracterizaba por un “consumo aspiracional y la fidelidad a las marcas”. Las enseñas se convertían en símbolos de estatus social, respaldadas por campañas publicitarias que definieron el estilo de vida de la época.
Hoy en día, la inteligencia artificial y los asistentes virtuales están permitiendo a las empresas personalizar su oferta. Las marcas buscan integrarse en la vida cotidiana a través de redes sociales, intentando captar la atención de un consumidor “exigente, consciente y con mayor poder de decisión que nunca”.






